martes, 26 de octubre de 2010

escándalo de la dulzura




Sueño con un surrealismo de ojos calmos. Los furiosos no disuelven las catástrofes; los furiosos son incitados a procurar un refugio largo de ellos.

Reivindico, por lo tanto, el escándalo de la dulzura, una tormenta delicada y suave, una tormenta comprometida con Eros. La pedagogía demanda actitudes mágicas. Ellas son siempre serenas.
La magia es una energía aplicada, que disuelve las máscaras censuradoras, las observaciones del mundo en régimen de prisión, los gritos fóbicos, todo por el poder de la serenidad. La serenidad es la estética de la argumentación.

La tranquilidad es retórica. Estamos delante de la revolución delicada, de la agresión tranquila de una flor


Luis Alberto Warat



.

No hay comentarios: