sábado, 15 de agosto de 2009

El proceso creador

Historia de algunos hallazgos del proceso creador
1. Los tres tipos de creatividad
El templo de la Sagrada Familia, el excelente cuadro de un buen pintor y el inspirado monigote de un niño, los tres son producidos gracias al potencial creador del ser humano. Sin embargo, no contienen valores intercambiables. No se los puede —entonces— tratar en plano de igualdad, y una discusión en esos términos resulta imprecisa y frustrante.


Por Carlos Martínez Bouquet

En el año 1968 se realizó en Buenos Aires un Congreso Internacional de Psicodrama. Allí tuve ocasión de escuchar apasionadas discusiones acerca de la creatividad que resultaban en apariencia, interesantes; pero finalmente estériles y aburridas, a causa de la perturbación producida por la imprecisión terminológica: es que se estaba usando la misma palabra —creatividad— pero no se estaba hablando de lo mismo. A partir de esa experiencia me propuse establecer las distintas acepciones con que era usada esa palabra en diálogos académicos, profesionales u otros.

Una acepción se refería a las obras maestras del arte, a las innovaciones más notables en ciencia y otras disciplinas y a sus creadores, o sea, a aquellos individuos para quienes se reserva el calificativo de ‘genios’.

Otra acepción correspondía a un grupo mayoritario de individuos y de obras valiosas producidas por ellos, donde no existía genialidad, sino distintos niveles de talento. Y un tercer uso de la palabra ‘creatividad’ se refería a la mera expresión, aunque vívida y auténtica; en este último grupo no se podía reconocer ninguna clase de producto más o menos valioso resultante del acto creador. Esta acepción era más frecuente en boca de pedagogos y psicólogos.

Propuse entonces diferenciar tres tipos de creatividad y, para no juzgar prematuramente los caracteres específicos de cada tipo, preferí utilizar una denominación abstracta para cada una de ellas: Creatividad A, B y C.

La tipología propuesta contiene —o contenía en aquel momento— poca elaboración teórica, ya que surgía, casi pragmáticamente, de la observación del uso habitual de los términos ‘creatividad’, ‘creación’ y ‘crear’ en Buenos Aires y, tal vez, en un círculo no demasiado extenso de individuos. Téngase en cuenta que la intención era hacer posible el diálogo, facilitarlo.

El mérito rescatable que posee esta tipología es el de separar de una zona central dos extremos que importa siempre discriminar.

En el extremo inferior, la mera expresión (creatividad C), a la que se le reconoce, sin embargo, un lugar. En el extremo opuesto, superior, las obras maestras (creatividad A). En el medio, la creatividad B. Es verdad que este último grupo es muy amplio y que sería necesario establecer subgrupos correspondientes a las distintas variedades de creadores y productos creados B.

Creatividad A: se caracteriza por dar origen a una obra muy valiosa, que introduce una novedad en la cultura a la que pertenece. Es propia del genio: el artista creador de obras maestras o el innovador que expande los confines de la cultura en cualquier campo. El creador A origina «melodías latentes»1 nuevas, coherentes con la cultura.
---
1. Melodías latentes: (Término proveniente de la Teoría de la Escena) Sucesión de escenas latentes, en continuo cambio. Subyacen a toda relación interpersonal y son constituyentes básicos de toda cultura. Las percibimos como el clima emocional, esa especie de «música» emocional que acompaña a todo encuentro humano, que nos envuelve en toda relación, lugar, institución. Lo que llamamos «vivencias» están mayormente determinadas por la percepción que tenemos de las melodías latentes que componen la situación vivenciada.

En la práctica psicoanalítica corresponden a la transferencia-contratransferencia, y son el material que se explicita en las interpretaciones transferenciales. Las melodías latentes son la sustancia de que se compone el nivel meso-dimensional (Teoría de la Escena).
Corresponden al inconsciente de la segunda tópica (Teoría Psicoanalítica). Las fantasías inconscientes (Psicoanálisis) son la perspectiva o concepción centrada en el individuo de las melodías latentes (Teoría de la Escena).
---

Creatividad B: se caracteriza por dar origen a obras o productos personales y auténticos; pero no hay aquí genialidad, hay talento; esos productos no son el fruto de una aventura por territorios no hollados de la cultura, como en el caso de la creatividad A. Puede tratarse de una actividad artística, científica, o de cualquier otra disciplina, o en realidad, de casi cualquier actividad.

Creatividad C: no hay obra ni producto. Se trata de la capacidad de expresarse acabada y armoniosamente. La energía que, en los casos anteriores, origina un producto, aquí se consume en la mera expresión. Lo que aquí observamos es un «metabolismo de los significados»2 o «proceso culturalizante» armonioso y sin trabas.
---
2. Metabolismo de los significados o proceso culturalizante: proceso de transformación de la vida humana, que consta de dos transmutaciones fundamentales. Por la primera, origina las melodías latentes y, por la segunda transmutación, a partir de las melodías origina elementos manifiestos. En virtud de estas dos transmutaciones disminuye en forma decisiva el número de dimensiones (complejidad y riqueza de sentido o significado) de los elementos; resultan así los elementos abstractos.
---
Mucha gente presenta bloqueos para la creatividad C, en menor o mayor medida; es aún más frecuénte la presencia de bloqueos para la creatividad B. Y de la creatividad A no existen —a menudo— ni siquiera vestigios reconocibles.

En la creatividad C el interés se centra en el individuo que se expresa y que, al hacerlo, se alivia y goza. La finalidad de la creatividad C es la expresión del individuo. Contribuye a su salud, al equilibrio psicofísico y al desarrollo.
La creatividad B está dirigida hacia los otros y hacia la cultura, además de al individuo.
En la creatividad A hay además un interés altamente cultural, además de las anteriores finalidades. La obra está destinada a la cultura. Expande la cultura, crea nuevos espacios culturales.

«Resulta para mí prematuro dar una definición de ‹creación›, ‹crear›, ‹creatividad› —decía yo en una publicación 3— pero voy a referirme a algunos rasgos que servirán para una definición»:

a) Se trata de la ruptura de una secuencia y la aparición de una dirección, movimiento, modo, ámbito o dimensión nuevos.

b) Se caracteriza por incluir o promover alguna clase de cambio en el mundo manifiesto.

c) Se origina un producto nuevo y/o se manifiesta algo que estaba contenido en la «inmanifestación».

d) Existe por una parte un proceso y por otra un acto o un producto final.

e) El individuo hace uso de su libertad.

f) Hay una trasgresión, de menor o mayor envergadura.

g) Contiene cierta expansión: del individuo en el espacio circundante (creatividad C); de la sociedad y la cultura, que se enriquecen al aumentar los tesoros que la cultura contiene y el goce de ellos por parte de los individuos (creatividad B); de los confines de la cultura (creatividad A).
---
3. Martínez Bouquet, C. «Crear, creación, creatividad», Ed. Aluminé, Buenos Aires, 1991.
---

Cada uno de los tres tipos de creatividad representa la trasgresión de algún límite.

La creatividad C se caracteriza por completar armoniosamente el metabolismo de los significados y descargar lo latente. Lo que esta creatividad trasgrede es la represión, la contención.
Pero no trasgrede necesariamente ni la alienación, ni lo convencional, ni la superficialidad, ni el sometimiento a formas obsoletas; ni contribuye a la individuación como la B y la A; ni es productiva (no produce obras).
Los productos de la creatividad B se caracterizan por ser personales y auténticos.

Personales: porque la creatividad B se atiene a las formas, al estilo, que reproduce formas existentes en el creador, que produce vibraciones armónicas con el creador y entre sí. Existe una cierta dinámica de discriminación que produce formas (precisas y/o estéticas) que alejan de la confusión y de la visión obtusa o el embotamiento perceptivo. El individuo y la percepción desde el individuo están exaltados. El resultado es comparable al estrechamiento del diafragma en aparatos de óptica. Así como en estos aparatos todos los rayos luminosos deben pasar por un punto muy estrecho, en el caso de la creatividad B todo debe pasar por el estrecho «ojo» de la personalidad. Está favorecida la individuación y el reconocimiento de sí mismo.

Auténticos: porque están cerca de la raíz del individuo, de su fuente originaria de energía, de la corriente que nace en el individuo en cada momento.

Lo que en la creatividad B se trasgrede es la alienación, lo convencional, la pertenencia a la masa —sin diferenciación e individualización—, la superficialidad, el sometimiento a formas obsoletas, ya no significativas.
Pero no trasgrede las matrices básicas culturales preexistentes, ni la crítica que ha sido adecuada hasta el momento.

La creatividad A origina nuevas melodías latentes, coherentes con la trama melódica de la cultura.
Lo que la creatividad A trasgrede son los límites de la cultura, va más allá de las matrices existentes, penetrando en lo precultural, culturalizándolo.
Trasgrede o supera la crítica que ha sido adecuada hasta el momento.
No trasgrede la coherencia cultural.

En resumen:

La creatividad C trasgrede la contención.

La creatividad B trasgrede la alienación, la inautenticidad.

La creatividad A trasgrede las matrices culturales latentes, irrumpe en lo pre-cultural y lo coloniza, creando nuevas melodías latentes, que pasarán a ser matrices culturales. Esta primera aproximación teórica al tema de la creatividad —que me condujo a proponer una tipología simple— estaba signada más por un deseo de poner orden que por la creatividad misma. Pocos años después me reencontré con el tema , y fue de un modo ingenuo y no deliberado. ¡Parecería que la creatividad me estaba buscando a mí, y yo andaba distraído!

Y ahora voy a agregar algunos rasgos para una definición:
Crear es originar algo de la nada; o producir algo a partir de algo preexistente; o expresarse.

Dicho de un modo más extenso:
La creatividad es la capacidad o la función de:
a) crear algo desde esa Nada increada que es la Chispa Creadora o Chispa Divina,
b) crear algo nuevo y valioso en mayor o menor medida, por transformación de algo ya existente,
c) expresarse.

Hay —o puede haber— creatividad en cualquier situación de la vida: aún en los pequeños actos de la vida cotidiana, incluso en aquellos que no nos parecen importantes.
La creación es un proceso y es inherente al ser humano4 (y por supuesto, también al universo).
---
4. Martínez-Bouquet, C. «Creatividad, un atributo humano», Instituto Argentino de Investigaciones Dramáticas, Buenos Aires, 1985.
---
Inhibiciones y bloqueos en el proceso de la creación son dificultades que entorpecen el libre flujo de una cierta «energía» —llamémosle así por el momento—, una cierta dinámica (el metabolismo de los significados o proceso culturalizante) que procede produciendo transformaciones sucesivas.

Trabajando con personas que tienen inhibiciones (bloqueos) en el proceso creador, es posible instrumentar modos de revertirlas.
Mundo de Lo Sin Forma
Mundo de Las Formas en Gestación
Mundo de Las Formas
Etapas de la Ruta de la Creación exaltadas en cada tipo de creatividad

Creatividad A: está exaltado el Mundo de lo Sin Forma. Lo característico es que se originan nuevos patrones de melodías latentes. Por eso hay innovación.

Creatividad B: está exaltado el Mundo de las Formas en Gestación.
Lo característico es que se modifican las formas dentro de los patrones de melodías latentes pre-existentes. Por eso hay renovación.

Creatividad C: está exaltado el Mundo de las Formas. Lo característico es que se exteriorizan las formas, que quedan libres y a la vista de los demás.

Tipo de creatividad y tipo de juego
Cada tipo de creatividad requiere o se beneficia de un tipo diferente de juego:
La creatividad A, del juego dichoso o de pura vitalidad.
La creatividad B, del juego duro o de elaboración.
La creatividad C, del juego blando o expresivo.

Ejercicio
Busque un lugar aislado para no alarmar a parientes ni vecinos.
Una vez allí:

a) Preste atención a sus sentimientos, sus emociones, al estado de ánimo que predomina en Ud. en este momento. Inhale profundamente, llenando de aire sus pulmones. Enseguida, expela el aire gritando una vocal; que sus cuerdas vocales vibren, dándose Ud. el gusto de poner afuera esa emoción que un momento antes estaba adentro; con la mayor vitalidad y armonía que pueda. Grite como un niñito desinhibido. Si resultó, ¡muy bien!; si no resultó del todo, ¡muy bien! también: cuando relea el capítulo tendrá oportunidad de intentarlo otra vez.

Ahora: b) Tome papel y lápices pastel de colores y haga un dibujo simple lo más hermoso que resulte. Para quienes la plástica no es una manera relevante de dar lugar a algo bello, auténtico y personal, podrá recurrir a otra área: un breve relato o un brevísimo cuento, la producción de una melodía tarareada, o, tal vez, la solución fantaseada de un problema práctico, imaginando una vía original y de su agrado.

c) Y ahora, imagínese que está en la cordillera de los Andes en una plataforma de la montaña. Hacia delante, el espacio vacío; hacia abajo, un precipicio de cientos de metros; hacia atrás, la roca lisa que se eleva vertical hacia la cumbre. (Cierre los ojos). Quiere volar para tener una visión desde una perspectiva que nadie ha podido tener antes.
Confía en que podrá transformarse en cóndor. Se asoma al borde de la plataforma. Imagine que se arroja a volar. Vuela, acompasando el movimiento de los brazos, que ahora son dos poderosas alas negras con franjas blancas y mira, maravillado, ese grandioso espectáculo.


Fuente: "La Ruta de la Creación". Ediciones Aluminé

http://www.fundacionmb.org.ar/

No hay comentarios: