sábado, 2 de abril de 2011

arbol "rebelde"



El pino que sobrevivió

 Ubicada a 410 kilómetros al norte de Tokio, la localidad costera, que contaba con 70 mil pinos plantados en un arco de dos kilómetros de longitud, fue una de las que más sufrió con la ola gigante. "Teniendo en cuenta que es el último árbol intacto, se va a convertir en el símbolo de la reconstrucción", predijo Eri Kamaishi, de 23 años y quien vive allí.

Todas las construcciones humanas, con excepción de una docena de edificios en hormigón, fueron arrasadas. Mil personas murieron, aproximadamente 1.300 permanecen desaparecidas y los socorristas aún siguen recogiendo cuerpos en medio de un paisaje desolador. Para colmo, las operaciones para despejar los escombros no se encuentran tan adelantadas como en otros lugares del noreste de Japón.

La magnitud de las destrucciones en Rikuzen Takata es tal que, salvo ese árbol, faltan referencias para imaginarse lo que era la estación balnearia antes del tsunami. No obstante, visto desde cerca el "milagroso" pino de unos 10 metros de altura exhibe huellas del traumatismo: la resina se derrama por una raja en su corteza, y las ramas más bajas fueron arrancadas. Aunque en lo alto conserva sus agujas verdes, visibles contra el cielo azul.

"Este árbol sobrevivió. Es un milagro" confirmó Tomohiro Owada, vocero del ayuntamiento. Y añadió que "una vez que hayan terminado las operaciones de los socorristas, tenemos planeado conservarlo como un símbolo de nuestra reconstrucción".

Por su parte Yasuo Murakami, de 69 años, explica que "para nosotros los pinos son muy especiales". Los habitantes de la estación balnearia les atribuían virtudes de protección, y según Murakami el árbol que quedó en pie ayudará a los sobrevivientes a superar la tragedia. Este hombre perdió a su mujer, a su hermana y a su nieto de seis años, y encima el cuerpo de este último todavía no fue hallado.

Asimismo otro de los sobrevivientes, Hiroko Kikuta, recuerda la belleza de la playa en donde tan pronto salía el sol la gente se metía en el mar o jugaba al vóley. "Todo ha sido borrado, salvo este árbol", dijo la mujer de 62 años, cuyo marido desapareció el 11 de marzo. "Va a ser difícil cuidarlo", estimó Kikuta, previendo que tal vez las raíces sufrieron más de lo que las apariencias permiten suponer.

La mujer agregó que "me gustaría ver de nuevo aquí una magnífica playa y los espléndidos pinos de antes, pero quizás ya no esté viva para cuando eso se concrete". Los pinos de la playa boscosa de Rikuzen Takata, que atraía a 200 mil turistas anuales, habían sido plantados desde el siglo 17 por un adinerado negociante local para permitirle a los habitantes que se protejan del viento.

Fuente: http://www.100preinformado.pe

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