lunes, 24 de mayo de 2010

Argentina 200 años



Bicentenario: memoria, alteridad y futuro


Por Leopoldo Fidyka


El Bicentenario de un país no deja de ser un cumpleaños significativo y como tal un buen momento para mirarnos al espejo y reflexionar en la búsqueda de nuevos sentidos que faciliten el estar y edificar un país mejor.
“Queremos saber de que se trata” decían hace doscientos años un conjunto de personas frente al cabildo, y la tarea es en democracia con involucramiento y participación pasar al “construyamos juntos de que se trata”.

Más que festejo vacío es mejor conmemorar ejercitando la memoria, eso sí sin perder la alegría, momento de balance donde podamos analizar logros, facilidades, obstáculos, pero también oportunidades y desafíos.


Cuanta razón que fuimos capaces de lo bueno y de lo malo, luchar por la independencia, realizar inventos, construir un país desde los cimientos, recibir a hombres y mujeres que querían habitar nuestro suelo, forjar una educación pública igualitaria, pero también supimos de guerras absurdas, desencuentros, autoritarismo, indiferencia, dictaduras feroces y genocidio contra pueblos indígenas por nombrar sólo algunas. Necesitamos memoria, evaluativa y prospectiva, el futuro es hoy pero no lo podemos transitarlo sin ejercitarla.

Para eso necesitamos del encuentro, del diálogo, cambiar ideas y encontrar valores e ideales que nos unen. Aquellos valores que pusieron a andar los padres de la patria, aquellos valores que como hijos de la misma permitan a nosotros y a nuestros descendientes tener un país mejor. Abonemos cultura de la alteridad, la aceptación del otro como diferencia que permita la realización de las identidades.

Estar con el otro, registrar al otro, constituir con el otro, no hay otra manera posible, multiplicando espacios de comunicación y deliberación que posibilite crecer y aprender juntos; detectar energías y recursos latentes; salir de visiones individualistas y legitimar nuevos lugares.

Distintos saberes, lógicas y visiones, deben encontrarse y algunas ser reivindicadas porque en el conocimiento también existen jerarquías, el saber popular debe ganar espacio, la ciudadanía tiene sus miradas, sus razones, sus sentidos, resulta necesario que se exploren, se exterioricen y tomen protagonismo en el espacio público.

Tenemos una ciudadanía en construcción. Lo importante de la conmemoración del Bicentenario es buscar significados, tejer redes que potencie nuestro destino común junto a la comunidad latinoamericana. Generar avances entre todos y para todos, sin exclusiones, sin miradas parciales aprovechando la riqueza de la diversidad como un reto que más que fragmentarnos, nos fortalezca. Como dice Luis Warat, democracia es permitir la heterogeneidad en todos sus aspectos, que permita el reconocimiento del otro y la fuga del dogmatismo como conocimiento.

En vez de rápido y cerca, mejor ir lento pero lejos, y por sobre todo que en la nave entremos todos... eso sería un modelo de país sustentable, vayamos en ese sentido!.


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